jueves, 30 de agosto de 2007

El pais sin leche

En 1990 desde el sector productor advertimos que para el 2000, el déficit de la producción nacional de leche superaría los mil millones de litros anuales si no se acometía de inmediato un plan de desarrollo estable y de largo plazo.

Pasó el 2000 y aquí estamos en 2007 con las despensas vacías de leche en los mercados. Al respecto es de precisar que son cientos las fincas y rebaños lecheros que han desaparecido en Venezuela, víctimas del intervencionismo económico y de la nociva política de puertos que privilegia las importaciones en detrimento de la producción nacional y que se transmite de gobierno a gobierno sin ton ni son.

Por eso cuando el país sin leche indaga qué hay que hacer para aquí producirla, la receta pasa necesariamente por resolver primero las condiciones de ese entorno político autoritario, demagogo y pro comunista en que se insiste, que alejan por ahora a los inversionistas privados como a la mano de obra de la ganadería.

Los primeros por ser cada vez menos los ganaderos dispuestos a ordeñar vacas mientras persistan la inseguridad jurídica agraria, el terror desatado contra los propietarios de tierras, los rígidos controles de precios, y los puertos abiertos de par en par.

La segunda, porque al oficializarse en Venezuela la manguangua de la reducción de la jornada laboral a sólo seis horas diarias y el cambio del huso horario para que los trabajadores despierten "cuando los rayos del sol ya iluminen el día" y laboren apenas media jornada los viernes, se esfuma la ya escasa oferta de ordeñadores, vaqueros y camperos, dispuestos a madrugar y trabajar de sol a sol tal como requiere la ganadería. Ciertamente, la manguangua es incompatible con el esfuerzo productivo.

Ref. Pedro E. Pinate B. El pais sin leche. El Universal Caracas, Jueves 30 de agosto de 2007
Opinion

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