
Por otra parte debe quedar claro que de las acciones oficiales últimas contra la propiedad privada, como la anunciada expropiación en diciembre pasado del centro comercial Sambil y ahora este enero, la del Hato Piñero, el mensaje que da y recibe el sector empresarial, es de detente de toda inversión privada de cualquier magnitud en la construcción y la agricultura. Y como bien todos los venezolanos sabemos, eso no es bueno para el país y muy especialmente en tiempos de ajuste y recesión que ya se ven venir.
La anunciada expropiación del Hato Piñero es un gravísimo error oficial más en un país donde por causa de la inseguridad agraria y el irrespeto sistemático a la propiedad privada, hoy se importa el 50% de la carne para el consumo. También porque es nulo el esfuerzo conservacionista oficial . De hecho, en las fincas y hatos invadidos y luego expropiados por el INTI, la depredación de la fauna llanera y de los ecosistemas ha sido y es brutal, con total impunidad de los depredadores y la complicidad de múltiples funcionarios que se hacen la vista gorda o que participan del crimen ecológico . Y en cuanto a la producción, después de 3 millones de hectáreas intervenidas y arrasadas, las cosechas siguen siendo invisibles, tal como los huevos de los gallineros verticales, las hortalizas de los huertos oligopónicos, o los pescados de la acuicultura en Cojedes, que con gran derroche del dinero público se financiaron para no producir nada.
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