
En las extensas sabanas donde los rebaños de ganado pastaron libres hasta la introducción de las cercas y todavía después, el coleo fue prueba de buen llanero durante las vaquerías que a entrada y salida de aguas el llano inundable obliga. Con el correr del tiempo y la celebración de las tradicionales fiestas patronales, los toros coleados se hicieron obligada competencia que se realizaba en improvisadas mangas en cualquier calle o en las afueras de los pueblos.
Como merecidos premios, los coleadores recibían besos de las jóvenes llaneras mientras les prendían cintas de alegres colores en sus camisas. Desde entonces mucho ha cambiado en el coleo, junto a cierto romanticismo perdido. El coleo es ahora un deporte nacional y aunque el toro se sigue tumbando por la cola, hay diferencias. Para el llanero de ayer, ganarse solo unos besos y unas cintas de una linda llanera, valían más que cualquier premio hoy en trofeo o conveniente dinero. Y miren que ayer ni hoy, conozco llanero pendejo.
Ref. Pedro E. Piñate B. // El coleo ayer y hoy. EL UNIVERSAL. Caracas, Miércoles 30 de diciembre de 2009. Opinión
http://opinion.eluniversal.com/2009/12/30/opi_art_el-coleo-ayer-y-hoy_1695560.shtml
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