domingo, 19 de diciembre de 2010
Productores corajudos enfrentan al comunismo
Desde el impune asesinato del agricultor Franklin Brito quién solo pidió justicia mediante huelga de hambre ante el despojo de su pequeña finca, siendo secuestrado en un hospital militar hasta su muerte, el campo venezolano no había sufrido otro ataque despiadado como el que sufren los productores propietarios de fincas en el Sur del Lago hoy día. Por eso usando el DRAE, son corajudos por valerosos, esforzados y valientes, nuestros productores del Sur del Lago dispuestos hoy cívicamente a enfrentar y derrotar el comunismo y su terror agrario que los agrede. Sin embargo el término criollo “cuatriboleado” es más apropiado, y todos los venezolanos sabemos bien de qué hablamos, porque el coraje requiere de las hormonas que segregamos y de determinación. Siendo algo temprano para asegurar si los despojos de las 47 fincas privadas del Sur del Lago, ordenadas por el Presidente de la República, se completarán o no, lo cierto es que a las fuerzas de asalto no les será fácil. En todo caso la cordura y responsabilidad debe prevalecer, sobre todo en la Fuerza Armada Nacional, la cual está siendo utilizada abusiva y anticonstitucionalmente por el Presidente de la República, en la persecución de los productores propietarios de fincas, en lo que califica el Estatuto de Roma como crimen de lesa humanidad. A 72 horas de iniciados los asaltos de fincas, los comandos cívico-militares dirigidos por el ministro-pistolero de Agricultura y Tierras Juan Carlos Loyo, no han podido avanzar excepto en unas pocas fincas. Una férrea resistencia cívica de productores, trabajadores y sus familias, junto a los pobladores de las distintas ciudades y pueblos de esta pujante región, los ha paralizado con determinación y coraje, sin ninguna violencia más que la desobediencia civil y la resistencia cívica, sin importar tener que dejar la vida frente a los fusiles y pistolas que los apuntan. Al respecto sirve de referencia recordar que estos valientes productores y trabajadores, junto a sus familias y comunidades, son los que en el Sur del Lago, no pudieron ser desalojados por la narcoguerrilla y el paramilitarismo colombiano que mediante secuestros, extorsión y el asesinatos de ganaderos, los ha asediado por casi tres décadas, inclusive bajo la mirada indiferente en veces complacientes de autoridades. De allí que el Gobierno se equivocó con ellos si es que creía que su ministro-pistolero vestido de Che Guevara los asustaría y obligaría a entregar sus productivas haciendas sin resistencia alguna. Ignorante del proceso de la conquista y desarrollo agropecuario de esa pujante zona del país, pretender asaltar y desconocer a punta de fusil la propiedad de las haciendas del Sur del Lago desarrolladas a esfuerzo a inversión de varias generaciones de ganaderos y agricultores, no les es ni será permitido. Allí, ganar la tupida selva tropical para la agricultura y la ganadería, drenar las tierras y protegerlas de las crecidas e inundaciones que causan los ríos, derrotar el paludismo, y generar riqueza y bienestar sustentable para la comunidad y el país, no ha sido obra de gobierno o gobernante alguno, más que de los productores del Sur del Lago trabajando de sol a sol junto a sus trabajadores y sus familias. De hecho los asaltantes de fincas que dirige el ministro-pistolero del MAT/INTI, ignoran que las haciendas son residencia familiar de muchos de los productores como de los cientos de trabajadores, inclusive con siembras y animales propios, escuelas y dispensarios médicos construidos y financiados por los productores. En cuanto a las comunidades del Sur del Lago, su pujante desarrollo económico es basado en la producción agropecuaria privada, que trajo el progreso y sola hasta la construcción de la carretera Panamericana, mantuvo sus exportaciones al resto del país a través de los puertos fluviales de Encontrados y Santa Bárbara, y del ferrocarril andando que cruzaba su llanura, y las recuas de mulas transportando mercancías. Así hasta la moderna infraestructura de hoy asiento de frigoríficos, lacticinios y otras agroindustrias que sin fincas ni productores privados cerrarán en breve pues el Estado no es agricultor ni ganadero. Así lo demuestran las casi 3 millones de hectáreas de tierras arrasadas y ociosas en sus manos. Pero cómo pedirle peras al olmo, si de ministro de Agricultura y presidente del Instituto Nacional de Tierras, el Presidente de la República mantiene es a un pistolero a quién mejor renuncia.
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