
Es domingo 16 de enero de 2011. Entre las primeras noticias del día que leemos, una en particular dramática nos sorprende y obliga a cavilar sobre ella. El escenario es un país entre tantos del Tercer Mundo en que vivimos, y la trama corta y repetida, se desarrolla entre solo dos actores: un pueblo enfermo crónico de desempleo, hambre y miseria, y un gobierno autista omnipotente cerrado al diálogo, ni a ver ni oir ni saber del reclamo de la gente. Nada que no sea normal en estas latitudes, coincidirán los amigos lectores aquí en Venezuela donde hace ya rato muchos se acostumbraron, como se desprende del mayor umbral de reacción y sorpresa individula o colectiva ante las penas ajenas.
Al respecto sabe uno que la responsabilidad de lo que acontece aquí, allá y en todas partes de nuestro mundo subdesarrollado, es compartida entre electores y elegidos, por lo que en obstinado consuelo, se dice que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece". Y siendo así entonces muchos asumen quedarse callados hasta las próximas elecciones, y frente a las dictaduras, hasta que el tirano disponga o lo indispongan como hizo antier después de 23 años, el pueblo de Túnez que se rebeló.
De allí que hablando de Túnez llegamos al drama de nuestro pensar profundo, pues ocurrió casualmente en su vecina Argelia, el país de los bereberes, el del desierto del Sahara, con una población de 34,5 millones de habitantes. Leamos: "Un hombre de 37 años fue hospitalizado en estado grave tras haberse quemado a lo bonzo frente a una alcaldía de la región argelina de Tebessa, cerca de la frontera con Túnez, adonde había ido a pedir un empleo, informaron el domingo fuentes policiales." (...) Mohcin Bouterfif, 37 años, se roció de gasolina y se transformó en antorcha humana frente al ayuntamiento de la localidad minera de Boukhadra, al este de Tebessa, según dicha fuente. El acto de protesta se produjo en el momento en que unos 20 jóvenes se habían congregado delante de la alcaldía para manifestar contra la negativa del alcalde a recibirlos, según habitantes de la región." (El Universal).
Como vemos no quiso el gobernante oir ni saber el reclamo popular, pero un solo hombre con un desesperado acto, ha hecho que hoy domingo 16 de enero de 2011, el mundo entero conociera su drama común a los argelinos y al Tercer Mundo.
Al respecto es probable que el alcalde de Boukhadra y el gobierno argelino se laven las manos y sentencien rápidamente que estaba loco, tal como el gobierno de Venezuela hizo con el agricultor Franklin Brito quién aún recluido en un hospital militar contra su voluntad, mantuvo haciendo uso de su mejor juicio y voluntad, y hasta el final de su vida, la huelga de hambre con que protestó el despojo de su finca y el abuso de poder. Así que desde hoy la memoria de Mohcin Bouterfif seguirá buscando empleo en nombre de todos los desempleados y pobres de Argelia, mientras que guardando las distancias y los casos, en Venezuela la memoria de Franklin Brito seguirá clamando justicia para todos los propietarios despojados de sus fincas. Ciertamente hoy el hambre y el despojo de fincas trascienden al mundo.
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