domingo, 30 de octubre de 2011

En memoria de Héctor Socorro

(EL HAMPA ASESINA EN EL CAMPO)

ganaderovzlanowebDel estado de acoso y terror que vive hoy el productor del campo venezolano, a veces dan cuenta los medios. Y digo a veces porque son muchos más los violentos sucesos que afectan a nuestros productores y que nunca trascienden. Colocados entre la espada y la pared, los productores encuentran por un lado al hampa impune desatada a sus anchas y por el otro el terror agrario del Estado dispuesto siempre despojar de sus tierras y bienes a quién en su lista de desgracia caiga. Entre ambos, bien asociados o cada uno por su lado, acaban rápido con la producción y los productores del campo venezolano, tal como las cifras y el desabastecimiento crónico de alimentos, demuestran.

De allí que sirva esta Nota Agropecuaria de hoy, para referir un lamentable suceso que enluta este domingo último de octubre de 2011, al campo venezolano. Esperamos que su lectura sirva de reflexión a todos, y en especial a los responsables de la seguridad rural, tanto civiles como militares en todas sus jerarquías de las escalas de mando. Y es que de proseguir el reinado de la violencia en el campo, se perderá de un todo la ya escasa confianza ciudadana en quienes representando el orden y la ley deben demostrarla o sea ejercerla con eficacia actuando en la prevención y represión del delito y la delincuencia para que rinda cuentas ante órganos de justicia. Leamos:

Una nueva tragedia, con características alarmantes, tuvo lugar en la finca Yacurito, en Ospino, estado Portuguesa, "el granero de Venezuela", en la noche del viernes 28 de octubre de 2011. A las 6:00 pm, un camión con unos 10 ladrones entró a los terrenos de dicha finca (unas 180 hectáreas sembradas de caña y maíz) sometiendo a los dos vigilantes que fueron golpeados y amarrados. A continuación, un grupo de los asaltantes entró a la casa principal, robó todo lo que allí había y procedió a destruir con saña puertas y muebles, mientras los otros desmontaban de los tractores y cosechadoras las bombas de inyección de combustible, arranques y otros repuestos valiosos.

El camión bien cargado hizo unos tres viajes de “transporte” a un sitio cercano, sin problemas, hasta que , a las 10 pm. Héctor Socorro, el encargado de la hacienda desde hace 28 años, llegó en una visita casual. De inmediato fue sometido y uno de los criminales le causó la muerte con un disparo al corazón, sin motivo alguno y sin piedad por un humilde y extraordinario trabajador, casado y padre de cinco hijos.

Este ataque salvaje a un lugar de trabajo revela que la criminalidad desatada en Venezuela ha llegado a límites impensables. De acuerdo con este modalidad, la vigilancia de las fincas es imposible porque se necesitarían al menos doce hombres fijos para repeler un ataque de esta naturaleza. Además, esta tragedia nos demuestra que, aún en el campo, donde los asesinatos sin motivo eran una verdadera rareza, ha surgido una nueva conducta, donde la destrucción, el resentimiento y la muerte completan el acto delictivo

Esta barbarie hace todavía más difícil las labores agrícolas, si recordamos las pérdidas por precios controlados y artificialmente bajos, el incumplimiento del pago de los subsidios decretados y la amenaza constante de confiscación de tierras por el Estado. Con seguridad, si se continúa con esta conducta suicida, Venezuela dependerá cada vez más de la importación de alimentos porque no habrá quien quiera arriesgar su patrimonio y su vida en una actividad cada vez más difícil dentro del caos que vive el país.

Es de notar que la indiferencia y la impunidad han llegado a tales extremos que este asalto, en forma de comando, que le quitó la vida a un humilde agricultor venezolano no mereció ni una línea de reseña en los diarios. Una muerte más entre los 150.000 asesinatos de los últimos diez años. Qué en paz descanses Héctor Socorro. Fuiste otra víctima de la inseguridad rural que azota diariamente al campo y los del campo. Confiamos que tus asesinos sean pronto apresados para que otro asesinato vil como el tuyo no se cometa. El "granero de Portuguesa" acosado por los pillos a Venezuela no le interesa.

 

" El mayor crimen está ahora, no en los que matan,

sino en los que no matan pero dejan matar."

José Ortega y Gasset

(1883-1955)

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