De acuerdo al Banco Central de Venezuela (BCV) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el Índice Nacional de Precios al Consumidor - IPC, es un indicador estadístico que mide, en un período determinado, los cambios ocurridos en los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo de los hogares que habitan un área geográfica específica. El IPC tiene como período base de referencia: Diciembre de 2007 = 100.
De alli que comparando el precio congelado vigente del ganado en pie en diciembre de 2007 de 3,99 BsF/kg en pie con el IPC de Alimentos en agosto 2008 igual a 122.5 cuando se reajustó el congelador y el precio regulado subió a 5,50 BsF/kg en pie, el ajuste fue de solo 37,8% o sea tres veces menos que la inflación de alimentos. Desde entonces 30 meses han pasado hasta este febrero 2011 y el precio del ganado en pie sigue congelado a 5,50 BsF/kg mientras el IPC de Alimentos en Enero 2011 se ubicó en 233.6, añadiendo 111,1 puntos más de inflación desde agosto 2008.
Estando congelado el ganado todo este tiempo, no puede atribuírsele responsabilidad alguna a la ganadería en la inflación y por el contrario, resulta obligante al Gobierno nacional examinar objetivamente la crítica situación de la ganadería y los ganaderos como de la producción nacional, mermada por efecto directo del largo control de precios. En ese sentido es relevante indicar como de 303.007 TM de carne en canal producidas en 2008 la producción nacional ha caído en 2010 a 224.318 TM de beneficio clasificado y 65.785 TM estimadas del sacrificio informal para un total de 290.103 TM. Mientras las importaciones de ganado y carne equivalente, en 2010 totalizaron 1.175.292 cabezas.
Si recordamos, en 1997 cuando el país producía 422.853 TM de carne anual y apenas importó 659 TM de carne, el consumo per cápita casi 100% era de origen nacional llegando a 18,59 kg. En 2010 llegamos a 19,5 – 19,7 kg per cápita de consumo, de los cuales 9,7 kg o el 49,2% son de ganado y carne importados. Observando que entre 1997 y 2010 las importaciones de carne y en ganado equivalente aumentaron 42.789 % mientras la producción nacional de carne en toneladas cayٖó 31,4%, el aumento del consumo per cápita que tanto se refiere como logro de la política oficial, de apenas 1,1 kg se hace a expensas de la liquidación de la ganadería y su sustitución por las importaciones.
Como quiera que este esquema es dependiente de la disponibilidad de divisas para importar ganado y carne, resulta del todo ineficiente y derrochador, pues desaprovecha y acaba con la potencialidad y tradición ganadera que Venezuela tiene. Además causa perjuicio económico directo al sector productor que es el que motoriza y sustenta el campo, mientras el dinero público y privado disponible para las compras de ganado y carne se va a estimular las economías de Nicaragua, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile, por solo mencionar aquí los proveedores de ganado y carne a Venezuela en orden de importancia durante 2010.
Mención especial es la ignorancia del crecimiento poblacional a la hora de desestimular el campo, la ganadería y la producción nacional de carne. De los 22.777.156 habitantes de 1997 a los 29.103.423 habitantes de 2010 que refiere el INE, el país sumó 6.326.267 habitantes. Con 27,8% más personas que alimentar, la política que acaba la ganadería mermó la producción 31,4% y aumentó las importaciones de carne 42.789%.
Ciertamente este febrero de 2011 es obligante que reflexionemos todos los venezolanos en torno al presente y futuro de la producción agroalimentaria y lo desacertado de las políticas de control de precios y de agricultura de puertos que acaban el campo con tanta gente que alimentar. Con respecto al control de precios, es claro que es hora ya de que descongelar el ganado, porque nada más preocupante para todos los venezolanos que el panorama por delante de las neveras y expendios de carne vacíos porque no se produce suficiente y porque no se importe en los volúmenes extraordinarios a que hemos llegado cuando se restrinjan y acaben los dólares subsidiados de Cadivi para importarla. Y como el déficit de carne al consumo equivale ya a 1.200.000 toros gordos anuales, para producirlos y sustentar para que no caiga más la poca producción actual, en Venezuela se necesita además de tiempo e inversión, hasta la última finca privada y ganadero de oficio y tradición que quede y los profesionales y agrotécnicos del ejercicio privado. Olvídense de burócratas y empresas del Estado produciendo ganado y carne.
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