miércoles, 5 de septiembre de 2012

Falacia agraria

EL UNIVERSAL

Opinión
Caracas, miércoles 5 de septiembre de 2012

Falacia agraria

Despojando a punta de fusil a los propietarios, el Estado se adueña de las mejores tierras

PEDRO E. PIÑATE B.
 
Pronto cuando los venezolanos recuperemos la democracia y libertad perdidas, la nueva Venezuela en su renacer deberá evitar repetir las falacias a que fuimos sometidos. Muy en especial la falacia agraria que tanto daño hace al campo y al país, comprometiendo severamente la producción y oferta nacional de alimentos, y disparando la inflación. El atropello gubernamental contra la agricultura nacional debe repararse y no tolerarse a gobierno ni gobernante alguno nunca más.

Copiada de Cuba, la falacia agraria de Hugo Chávez Frías condujo rápidamente a la más absoluta dependencia en los puertos para poder comer. Mediante el terror agrario hecho Ley de Tierras y su ente ejecutor el Instituto Nacional de Tierras -INTI-, se persigue al productor del campo. Así se enmascara el verdadero propósito que es implantar el comunismo en Venezuela. Despojando a punta de fusil a los propietarios, el Estado se adueña de las mejores tierras, fincas y empresas agrícolas, acometiendo la estatización más perversa que sucede en el mundo actualmente.

Mientras Brasil convertido en el mayor proveedor de alimentos de Venezuela, hizo todo lo contrario. La propiedad y la inversión privada en el campo brasileño se arraigaron y la falacia agraria no prosperó, como refirió Marco Antonio Villa ("O Globo" 15/02/2011): "Los años pasaron y una reforma agraria no ocurrió". (... ) "Hoy, Brasil es una potencia agrícola, buena parte del saldo positivo de la balanza comercial es debido a la agricultura, y la mayor parte de la población vive en el medio urbano, la carestía es cosa del pasado, la industrialización acabó siendo un éxito, el país alcanzó una plena democracia y no fue necesaria una reforma agraria. La tesis que mantuvo el debate político brasileño durante décadas no pasó de ser una falacia". Ciertamente el progreso es sin falacias.
 

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