domingo, 2 de diciembre de 2007

Los empresarios y el socialismo "del siglo XXI"

"Los empresarios son los que más tienen que perder en el orden material, y porque el socialismo del siglo XXI, como ocurría con el comunismo del siglo XX, está encaminado a reducir y limitar hasta la extenuación los derechos de propiedad, a debilitar progresivamente el mercado hasta hacerlo irrelevante, a impedir o frenar el comercio internacional, y a darle al Estado un rol absolutamente hegemónico como productor de bienes y servicios, planificador y regulador de todas las actividades empresariales que consigan sobrevivir.

Son los empresarios los que tienen que defenderse y defender a la sociedad, porque son los que tienen la información esencial y no ignoran que todos esos experimentos dirigistas y colectivistas sólo conducen a la destrucción del capital material y del capital intangible, a la inflación, al atraso tecnológico, a la erosión de las clases medias, al estancamiento, al autoritarismo, a la pérdida de libertades, y a un aumento exponencial de las fricciones entre los distintos grupos y estamentos que componen el tejido social, reduciendo los niveles de confianza entre las personas, y entre las personas y las instituciones, clima moral que impide el desarrollo armónico de los pueblos.
Los empresarios saben que con ideas del vecindario socialista, o social fascista, el peronismo destruyó la base productiva de la Argentina, y el país, que en 1930 estaba en el pelotón de avanzada del primer mundo, pasó a ser una nación rezagada y pobre cada vez más alejada de la proa del mundo. Saben que Velasco Alvarado, con fórmulas parecidas, mezcladas con el militarismo dictatorial convencional, arruinó severamente a Perú, y algunos sectores, como la agricultura, nunca pudieron recuperarse. Saben que los sandinistas en los años ochenta acabaron con el relativo ímpetu empresarial nicaragüense y devolvieron el país a los niveles de producción de cuatro décadas anteriores. Saben que la Cuba previa a Castro, pese a todas las imperfecciones de su sistema político, era uno de los países más y mejor desarrollados de América Latina, hasta que el castrismo se apoderó de las riendas de la economía y pulverizó y dispersó a los sectores empresariales.

En otras palabras: los empresarios, los creadores de riqueza, conocen los horrores del socialismo real, no el de los manuales de la secta; tienen memoria de los efectos nocivos de las falacias cepalianas diseminadas en los años cincuenta; del demostrado error keynesiano de usar el gasto público para modular la economía; del disparate de la Teoría de la dependencia propagado por Fernando Henrique Cardoso cuando era un ideólogo del intervencionismo, análisis del que felizmente se despojó cuando le tocó gobernar a los brasileros.

Los empresarios, en suma, tienen muy presentes las devastadoras consecuencias del gobierno chavista, creador de una vasta e improductiva masa de estómagos agradecidos a los que compra su respaldo político con dádivas, creando la paradoja de los pobres rentistas, una enorme legión de gentes infelices que viven paralizadas por las migajas que les lanza el Estado, sin otro estímulo laboral que el de poner la mano, mientras cada día más y más empresas se ven obligadas a cerrar como resultado de los controles y candados a las que las someten.

Por la otra punta del mismo fenómeno, por la punta exitosa, los empresarios también están al tanto de las historias de los países que en las últimas décadas consiguieron abandonar el subdesarrollo y convertirse en naciones del primer mundo, industrializadas y prósperas, cada una con sus características, pero todas coincidentes en la necesaria apertura al exterior, en el requisito de prudencia en el manejo de los factores macroeconómicos, control de la inflación, inversiones sustanciales en educación y salud, políticas públicas sensatas, primacía del mercado, protección de los derechos de propiedad, fortalecimiento del Estado de Derecho, y sostenimiento del empresario y de la persona emprendedora como ejes y factores principales de la creación de riquezas. Es decir: exactamente la receta opuesta al viejo y fallido modelo que proponen Chávez, Castro y sus tercos seguidores, personas dispuestas a chocar mil veces con la misma piedra.

¿Pueden los empresarios diseñar una estrategia de lucha y enfrentarse en el plano cívico al reto que significa el chavismo para defender inteligentemente las libertades políticas y económicas? No lo sé, pero lo que me parece evidente es que, si no lo hacen ellos, nadie asumirá ese papel, y es mucho lo que pueden perder, pero más aún lo que perderán las naciones en las que viven y crían a sus hijos. En esta batalla, sencillamente, se juegan la fortuna, la estabilidad y la felicidad colectiva. No librarla sería una peligrosa irresponsabilidad."

Ref. Carlos Alberto MontanerLos empresarios y la nueva Guerra Fría. En: Seminario Amenazas y Desafíos Para el Sector Productivo, San José, Costa Rica, 26 de noviembre de 2007. http://independent.typepad.com/elindependent/2007/12/llos-empresario.html

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