El productor del campo seguirá igual: sobreviviendo

La expectativa creada por el Gobierno del gran impacto en la economía de los anuncios del Presidente al empresariado el miércoles 11 de junio de 2008, fue mucho mayor que las medidas de las cuales solo destacaron la liberación de la presentación previa de las solicitudes de dólares a Cadivi hasta el 31 de diciembre de 2008 a las empresas que ya están registradas, cuyas solicitudes sean igual o inferior a US$ 50.000 para bienes de capital e insumos, y la eliminación del inflacionario Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF).

El fondo de desarrollo de la producción que se anunció de US$ 1.000 millones no impresionó, pues son mucho mayores los montos dispuestos para inversiones en Cuba y otros países. También tal como dejó ver la cuidadosa lista de empresarios invitados al acto y la de los expresamente excluidos, este fondo lo repartirá el Gobierno desde ya entre sus empresarios oficialistas y los colaboracionistas ya conocidos del sector privado sentados no por casualidad en las primeras filas y no habrá financiamiento para nadie más en especial para los empresarios disidentes excluídos.

Los anuncios para el sector agrícola de fortalecer los subsidios al arroz, maíz y sorgo supeditado al aumento de los costos, ocultan la automática congelación de los precios regulados de las cosechas, por lo que los agricultores de cereales estarán trabajando con el bozal del subsidio que pagaría el Gobierno a su discrección. La fijación de precios mínimos para el girasol y la soya de 2,10 y 1,38 BSF por kg equivalentes a 976,74 y 641,86 US$/TM respectivamente al cambio oficial, entusiasmará a los agricultores del rubro, pero los poco competitivos precios fijados, terminarán beneficiando no a los productores si no a los importadores que comprarán en el exterior más barato en dólares al cambio Cadivi y venderan más caro en bolívares a los altos precios internos fijados.

El plan de Deuda Cero consistente en la condonacion de deudas del desaparecido ente corrupto Fondafa por créditos otorgados del 2004 de maíz, arroz y café a 25.149 pequeños productores por 246.7 millones BsF, equivale a tirar a pérdida de la nación US$ 114,74 millones al cambio, o 9.909,54 BsF por deudor (4.562,57 US$ al cambio), lo que no es nada ejemplarizante. Así terminan los programas crediticios del Estado quedando la corrupción impune, pues los funcionarios otorgantes de dichos créditos que nunca se recuperaron ya no lo son al menos del ente que se desapareció sin mayor investigaciónes ni establecimiento de responsabilidades, excepto la del ministro de Agricultura todavía en funciones que seguramente ha sido el genio creador de esta condonación. Haciendo creer que se beneficia a los 25.149 pequeños productores deudores morosos de los agrocréditos de Fondafa, en realidad los que se benefician son los corruptos detrás de su otorgamiento sin garantías de pago. En cuanto a los perdedores somos todos los 29 millones de venezolanos cuyo dinero se defraudó a través de Fondafa y ahora sencillamente se tira a pérdida.

Con respecto al plan de "alivio de deuda" o refinanciamiento de los agricultores, no dijo mucho el Presidente y habrá que esperar los detalles para ver en que consiste y entonces examinar su posible impacto beneficioso en el sector. Sin embargo los deudores de la banca oficial que es la que ha otorgado cantidad de agrocréditos improductivos, inclusive sin garantías, seguramente ocuparán el mayor cupo del dinero del refinanciamiento oficial. Entonces seguirán en lo mismo: improductivos y con renovados créditos que esperan nunca pagar.

El Plan Café no incrementa el precio y si el subsidio al productor de café. El sector productor cafetero seguirá operando en medio de la mayor distorsión económica y alejado de la realidad internacional. De manera que el aumento del subsidio no tendrá mayor efecto en producción ni productividad pues el subsidio sube por la escalera y los costos por ascensor.

Por último, nada estimulante a la inversión privada en el campo, fue observar la presencia destacada con la salutación presidencial en el acto, de ese conocido diputado líder de las invasiones de fincas y atropellos agrarios contra los productores de Centro Occidente. Si el Presidente quería en verdad anunciar medidas que estimularan e impulsaran la producción nacional de alimentos, sugerimos a sus asesores que en próximos anuncios incluya estas cuatro de seguro gran positivo efecto: derogar la Ley de Tierras, renunciar al ministro de Agricultura, ajustar los desfasados precios controlados de la carne y restablecer la seguridad en el campo y la frontera. En resumen, después de los anuncios presidenciales del miércoles 11 de junio de 2008, el productor del campo venezolano seguirá igual: sobreviviendo.