
El fracaso de la política antiinflacionaria es definitivo y no maquillable. En solo seis meses el Gobierno y su títere Banco Central, alcanzaron la meta anunciada de inflación para 2008. Así el aumento del salario mínimo de los trabajadores del pasado 1ro de mayo se esfumó. También el 30% del aumento presidencial anunciado el 5 de julio a los militares y sin haber cobrado el primer mes.
Lamentablemente a la borrachera petrolera solo la iguala la electorera, que asume y plantea que la elección de gobernadores y alcaldes, cambiará el curso de los acontecimientos, pero no. El manejo equivocado, dispendioso y corrupto del gigantesco ingreso extra petrolero, conduce rápidamente a un severo ajuste macroeconómico que tarde o temprano tendrá que ejecutarse, para desgracia como siempre de los más venezolanos más pobres: la mayoría. Y es que para llegar a noviembre todavía hay que pasar por julio, agosto, septiembre y octubre. Por eso la nación entera debe atender el muy grave problema inflacionario.
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