martes, 30 de diciembre de 2008

El deterioro de las vías rurales

Viajando recientemente por el Llano con un productor ganadero para visitar su hato, después de dejar atrás la carretera de asfalto en el pueblo más cercano, aún andando en camioneta 4x4, tardamos dos horas y media en recorrer 50 kilómetros de una deteriorada vía rural que sirve a varios hatos. Para las gandolas cargadas de ganado gordo que ese día se despacharon al matadero, el mismo recorrido tomó más del doble de tiempo. Al regreso, indagando entre los lugareños el por qué del paisaje lunar que presentaba la vía, la respuesta común fue que "a pocos ocupa".

Ciertamente el mal estado de las vías rurales en Venezuela "a pocos ocupa". Además de fallar los entes oficiales responsables en todos sus niveles, tanto nacional, estadal o municipal, muy poco apoyan las iniciativas de auto-gestión de las comunidades de usuarios. La falta de visión en la importancia del buen estado de las vías del campo, niega y retrasa el desarrollo agrícola y rural en las distintas zonas de producción. Es como si se desconociera que el mal estado de la vialidad rural incide directamente en los costos, ya que encarece los fletes, retarda las provisiones de insumos y los despachos de las cosechas que suelen deteriorarse o perderse.


Sobre el impacto del mal estado de las vías rurales, hablan solos los mayores requerimientos de capital para la producción que deben preverse en el planeamiento y presupuesto de toda finca, hato o hacienda. El solo hecho de requerir vehículos de doble tracción, y tener que repararlos y reponerlos con frecuencia, porque se dañan y duran menos, exige mayor capital de inversión y trabajo, que demanda más crédito con sus obligados intereses. Esto a su vez se traduce en mayores costos por tonelada de productos transportada, mermando el beneficio del productor sujeto a control de precios.

Por otra parte, es pernicioso el esquilme y la desviación de los presupuestos públicos del mantenimiento de las vías rurales, y que se traduce en obras mal hechas que se deterioran al poco tiempo de servicio: la mayoría. Es como si el solo hecho de que una obra pública a contratar sea una vía rural ya desmereciera un trabajo de calidad para muchos entes contratantes oficiales y a pesar de la especificación que presupuesta y paga. Para completar, la contratación directa y la ausencia de licitación, favorece esos turbios arreglos contrarios al interés público, en los que las obras del mantenimiento vial rural no tienen mayor supervisión menos exigencia. Por todo esto los productores del campo recuerdan que el país urgido de producir más alimentos requiere la mejor atención y sin desviaciones, de las vías rurales.


Ref. Pedro E. Piñate B. // El deterioro de las vías rurales. El Universal. Caracas, Martes 30 de diciembre de 2008. Opinión

http://opinion.eluniversal.com/2008/12/30/opi_art_el-deterioro-de-las_1198588.shtml

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