
Del medioevo del folklore inglés data el cuento de Robin Hood y su banda, quienes en el bosque de Sherwood en el condado de Nottingham, ¨robaban a los ricos y daban lo robado a los pobres". En mayo 2009, en Venezuela, la versión criolla mucho mas populista y demagogo, en nada justiciero, le quita las fincas a los productores empresariales para repartirlas entre sus acólitos a lo que sigue el reparto a dedo del dinero público de la agricultura, que se aprovecha con testaferros. Así se anunció que en las sabanas de Barinas se expropiarán e intervenían de seguida a punta de fusil, las fincas La Palmita de 1.840,5 hectáreas, San Pancracio de 617,7 hectáreas, y los fundos Gavilán Areño, Agropecuaria Los Cerros, La Plebeya, El Caipe, Mata del tigre y El Hongo que en conjunto tienen 2.745 hectáreas. También expropia las fincas Los Anches de 708,3 hectáreas) y la Agropecuaria Lechozote de 4.394 hectáreas.
De las fincas en Barinas de los "revolucionarios" que se han enriquecido de 1999 para acá, nada se dijo ni habló. Menos se les expropió. Ni siquiera porque la "vox populi" señala que muchas de estas súbitas nuevas riquezas son mal habidas, producto del peculado y la corrupción. En conclusión "ser rico es malo" pero no cuando se es "revolucionario" y se es parte o está con el gobierno. Tampoco los ricos "revolucionarios" lucen
"como animales" o
"son animales en cuerpo humano". Después de tanto, visten y calzan solo de marca, viven y comen en los lujos restaurantes de "el Este", andan en BMWs, Hummers, y viajan en helicóptero y jet privados, que no es lo mismo que pedir "colita" en los aviones de PDVSA, como hacían los corruptos de antes.
Ciertamente las sabanas de Barinas se encuentran hoy convertidas en un bosque de Sherwood, con Robin Hood criollo y todo.
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