En Venezuela es tan grave el problema del secuestro de ganaderos y sus familias, que se ha vuelto prácticamente una endemia a la cual no puede la sociedad rural acostumbrarse y menos resignarse, so pena de que el campo venezolano, ya bastante afectado por las políticas agrariasy los controles de precios, quede desolado. Por tanto el enfoque gremial a la atención del problema del secuestro de ganaderos, no debe perderse de vista, pues sólo en la unión está la fuerza frente al enemigo común de la industria del secuestro. Ante la situación que se plantea, las comunidades agropecuarias deben unir esfuerzos junto a aquellas autoridades que merezcan su confianza, para establecer los mecanismos defensivos y de alerta gremial, a fin de aumentar el grado de dificultad a las operaciones delincuenciales en las respectivas zonas de producción. Esto, mientras las autoridades, reducen por sus propios medios la cantidad o presencia de delincuentes dedicados a este abominable delito. Simple medicina preventiva: aumentar el grado de resistencia y defensa ante la enfermedad y/o reducir el agente causal al mínimo. En cuanto al argumento de muchos ganaderos renuentes a la prevención del delito, alegando que “no son secuestrables“, sigue siendo igual de válido y pertinente en 2010 esta nota que escribimos en prensa nacional en 1999: ¨Leyendo en prensa tantos casos pasar mes a mes, semana a semana, es obvio que las deficiencias en materia de seguridad de los ganaderos y sus familias, resultan en ventaja de aquellos enemigos desconocidos que andan en su acecho. De allí que como sana premisa, todo ganadero, sólo por el hecho de ser ganadero y sus familiares directos, está a riesgo de secuestro o extorsión.¨ Amigos ganaderos, cuídense mucho y a sus familias.
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