lunes, 11 de julio de 2011

El campo tiene que ser rentable


Del tiempo perdido en el desarrollo agrícola de Venezuela, son responsables las políticas equivocadas que se han aplicado y aplican. En consecuencia cada año aumentan el déficit de la producción agroalimentaria como la dependencia en importaciones.  Entregados al populismo y la demagogia que los caracteriza, los burócratas de turno pretenden ignorar que el campo tiene que ser rentable. Que el agricultor o ganadero, sea pequeño, mediano o grande, tiene que cubrir todos sus costos de producción y tener garantías de precios mínimos competitivos para sus cosechas y productos, obteniendo una razonable ganancia por su inversión, riesgo y trabajo. Caso contrario no hay producción.

Además, tiene que haber apoyo y servicios del Estado a los productores, sin exclusiones, tales como crédito a bajas tasas, seguro agrícola, investigación y extensión, servicio de sanidad agropecuaria, certificación de semillas, agrometeorología, sistemas de información de precios y mercados, vialidad rural e infraestructura de riego y drenaje, silos, etc. Esto sin olvidar el necesario desarrollo rural que haría posible que el campo cuente con todos los servicios y no requiera al productor y trabajadores del campo residenciar sus familias en las distantes ciudades por falta de servicios.

De allí que para alimentar a nuestra población cada vez más numerosa y urbana, la más rápida y segura opción es intensificar y empresariar la producción agropecuaria. Todo lo contrario al dictado del falso agrarismo que en oprobiosa Ley de Tierras ordenó “volver al conuco” multiplicando desde entonces el pauperismo rural. Por eso aunado al atraso del campo que se promueve y los despojos de fincas privadas que abusivamente se ejecutan, destaca el impacto negativo del control de precios entre las causas determinantes de la caída de la producción nacional de casi todos los rubros regulados. El campo tiene que ser rentable y en adelante, quién sea que gobierne o pretenda gobernar en Venezuela, debe asimilar este concepto como política clave al éxito de su gestión y del país. Insistir en el populismo y demagogia acostumbrados,  solo perpetuará el pauperismo rural, el desabastecimiento y la inflación de alimentos, como la nefasta agricultura de puertos.

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