Existe la necesidad de que el diálogo en la agricultura trascienda las fronteras
PEDRO E. PIÑATE B. | EL UNIVERSAL
Caracas, sábado 10 de agosto de 2013
Recién el pasado 29 de julio, durante la 127 Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional de Palermo, Buenos Aires, en la sede de la Sociedad Rural de Argentina, los gremios agrupados en la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur, manifestaron a la opinión y a los poderes públicos de los países miembros, la necesidad de impulsar y profundizar el diálogo entre los gobiernos y los sectores productivos en pos de mejorar las políticas públicas hacia la consolidación del desarrollo sostenible y del sector agropecuario.
Del porqué los productores de Mercosur recuerdan la necesidad del diálogo, la razón se encuentra en el monólogo agrícola que los gobiernos practican. Y aunque ningún principal gremio agrícola o ganadero de Venezuela, ahora país miembro asociado de Mercosur, suscribió el llamado "Manifiesto de Buenos Aires", creo sería un formalismo pues es notorio el monólogo agrícola que soportamos. Aquí quien habla es un solo personaje: el gobierno. Así desde 1999 el monólogo agrícola se impuso mediante el terror agrario, los controles y disponiendo como única política "agrícola" la de puertos. Esto mientras la producción nacional, los productores y la agroinversión privada desaparecen, problema que el país y el mundo conocen tiene su origen en un gobierno que solo habla y no oye ni ve.
Como quiera que en el mundo global donde vivimos la necesidad de diálogo en la agricultura trasciende las fronteras, aquí productores y agrotécnicos coincidimos con nuestros homólogos del Mercosur en su condicionamiento: "respetando las bases democráticas, los derechos individuales, la propiedad privada, las instituciones, los principios de libre iniciativa y libertad de comercio". Sin ellos el monólogo agrícola y la crisis alimentaria seguirán.
Del porqué los productores de Mercosur recuerdan la necesidad del diálogo, la razón se encuentra en el monólogo agrícola que los gobiernos practican. Y aunque ningún principal gremio agrícola o ganadero de Venezuela, ahora país miembro asociado de Mercosur, suscribió el llamado "Manifiesto de Buenos Aires", creo sería un formalismo pues es notorio el monólogo agrícola que soportamos. Aquí quien habla es un solo personaje: el gobierno. Así desde 1999 el monólogo agrícola se impuso mediante el terror agrario, los controles y disponiendo como única política "agrícola" la de puertos. Esto mientras la producción nacional, los productores y la agroinversión privada desaparecen, problema que el país y el mundo conocen tiene su origen en un gobierno que solo habla y no oye ni ve.
Como quiera que en el mundo global donde vivimos la necesidad de diálogo en la agricultura trasciende las fronteras, aquí productores y agrotécnicos coincidimos con nuestros homólogos del Mercosur en su condicionamiento: "respetando las bases democráticas, los derechos individuales, la propiedad privada, las instituciones, los principios de libre iniciativa y libertad de comercio". Sin ellos el monólogo agrícola y la crisis alimentaria seguirán.
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