
Así lo demuestra el insólito plagio perpetrado en Carora el 10 de enero de 2010, a solo 24 horas de la trágica muerte durante su secuestro, de don Mario Oropeza Riera, de 83 años, agroempresario ejemplar del mayor aprecio de la comunidad caroreña, y de sus colegas ganaderos y cañicultores de todo el país, quién trabajó el campo con tezón por más de 60 años, hasta el último de sus días cuando en su hacienda lo secuestraron. Mientras el funeral en su casa de familia se realizaba, al voltear de la misma cuadra, en el Registro Subalterno, el hampa descarada secuestraba a otro ganadero: Jesús Riera Herrera.
La noticia corrió rápidamente entre los 100.000 habitantes, con el mensaje desafiante de la delincuencia: “Aquí en Carora mandamos son los pillos”. De cómo y por qué esto sucede, destaca la falta de organización de la comunidad para no dejarse victimar, pues solo derrotarán al hampa trabajando en conjunto con quienes por misión, profesionalismo y equipamiento, pueden hacerlo: el CICPC y la Guardia Nacional, con sus Grupos Anti-Extorsión y Secuestro - GAES, y los Comandos Rurales. Mientras debe canalizarse es en forma positiva la energía comunitaria, despolitizando el tema de la seguridad, y adoptando la prevención, resguardo y protección personal contra el secuestro y la extorsión. Entonces Carora secuestrada no lo será más. A la delincuencia no hay que darle papaya.
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