lunes, 1 de noviembre de 2010

Invertir en agricultura es clave para combatir el hambre

De acuerdo a la FAO una mayor inversión agrícola es clave para combatir el hambre mundial. Al respecto aquí en Venezuela coincidimos plenamente en ello, advirtiendo que debe asegurarse sobre manera el respeto a la inversión y propiedad privada, sin lo cual el planteamiento de la FAO en ningún país prospera. Así, la FAO recuerda que " la erradicación de la pobreza extrema y del hambre es el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) ya que no es posible conseguir ningún otro de sus objetivos sin asegurar antes la seguridad alimentaria y el desarrollo económico. Dado que el 75 por ciento de la población pobre en los países en desarrollo vive en zonas rurales, el fortalecimiento del sector agrícola no solo mejora el acceso a alimentos nutritivos sino que además tiene un mayor efecto (al menos el doble de importante) sobre la reducción de la pobreza rural en comparación con la inversión en cualquier otro sector. Este fenómeno está teniendo lugar hoy en día en China, Gana, India, América Latina y Vietnam, donde se han experimentado pronunciados descensos de la pobreza rural paralelamente a un rápido crecimiento agrícola. En general, los países con un mayor éxito en la reducción del hambre son aquellos con las inversiones netas más altas por trabajador agrícola. A pesar de estos datos, la proporción de ayuda oficial al desarrollo (AOD) agrícola ha disminuido sensiblemente después del máximo del 17 por ciento alcanzado en 1979 en el punto álgido de la revolución verde, llegando a descender en 2004 hasta el 3,5 por ciento. La disminución también se produjo en términos absolutos: de 8 mil millones de USD en 1984 a 3,5 mil millones de USD en 2005. ¿Por qué? La respuesta es compleja e incluye una serie de factores que son objeto de discusión para los economistas. Algunas de las razones citadas con más frecuencia son: La caída de los precios de los productos básicos reduce la rentabilidad. El aumento de la competencia para obtener la ayuda oficial al desarrollo, especialmente de los sectores sociales. La desviación de recursos para hacer frente a las emergencias. La oposición de los agricultores de algunos países donantes a las medidas de apoyo a la agricultura en los países receptores de sus exportaciones. La objeción por parte de los grupos medioambientales debido a la contribución de la agricultura a la contaminación y destrucción de los recursos naturales. La carencia de infraestructuras rurales como carreteras, capacidad de almacenamiento y configuraciones del mercado, reduce la posibilidad de incrementar la producción agrícola en muchas áreas. En general los donantes redujeron su ayuda externa durante el periodo de recesión. Por último, hay que reconocer que muchas inversiones agrícolas durante este periodo obtuvieron resultados deficientes debido principalmente a la falta de capacidades para llevar a cabo los proyectos y a la debilidad de la gestión, poniendo así en entredicho la convicción en el efecto positivo de la inversión sobre la agricultura."

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