Venezuela
Sobre la nueva condonación de deuda agrícola decretada por ley este enero 2011 conviene saber que al igual que todas las anteriores que se han realizado desde tiempos de Bandagro, el ICAP, el FCA, el Fondafa, hasta el actual Fondas, el mecanismo solo sirve a la corrupción que en cada condonación encuentra su borrón y cuenta nueva. Si ayer la excusa fue la sequía, hoy es la inundación, con la soberanía y seguridad alimentaria usadas de colofón para amparar la condonación de deuda agrícola no a quienes verdaderamente lo necesitan, sino a los beneficiarios de créditos fantasmas, a los testaferros de los funcionarios que parten y reparten los créditos, y por supuesto a los productores inescrupulosos y maulas que los hay, quienes usan los créditos agrícolas para todo menos sembrar o criar a sabiendas que nunca los van a pagar. Y en los casos de maquinaria y equipos agrícolas resultado del acuerdo y internacional, el borrón y cuenta nueva es esencial. Si ayer fueron tractores chinos, iraníes, bielorusos o argentinos, mañana serán de Tucusiapón y nunca nadie pagará nada excepto el Estado cuya deuda externa crece sin parar mientras altos funcionarios y sus comisionistas se desvelan esperando el próximo chance de asegurar la soberanía alimentaria y los consabidos dólares para engordar sus cuentas en el exterior. De todo esto el país está harto, pues como todo lo podrido apesta. Si ayer fue en la IV República que se condonaba deuda agrícola ahora es en la V. De seguro agrícola obligatorio para el otorgamiento y recibo de crédito agrícola nadie en el Gobierno habla. No por lo que cueste pues en todo caso va con cargo a los costos directos de producción, sino por los controles y exigencias que cada póliza requiere. Con seguro agrícola otorgar créditos a dedo no se puede. Tampoco otorgar créditos fantasmas. ¿Cuántos casos de créditos agrícolas a “productores” sin finca han sido y son otorgados en Venezuela? La lista es tan larga como la de las cooperativas anónimas creadas desde 1999 a la fecha más las que faltan. Como las de los listados de ejecución presupuestaria del Ministerio de Agricultura y Tierras o del desaparecido Fondafa todavía en proceso de liquidación y de su heredero Fondas en manos de los mismos funcionarios o sus mampuestos. Así que puede que como dirán sus seguidores, el Presidente de la República sea sorprendido en su buena fe a la hora de dictar una nueva ley de condonación de deuda agrícola, pero no a los productores y técnicos del campo, que sabemos cómo se bate el cobre en materia de crédito agrícola. Y es que en Venezuela, la corrupción no debe seguir lucrándose impunemente del presupuesto público de la agricultura. Si lo que se quiere es producir más entonces el dinero de los créditos agrícolas no puede desviarse ni la corrupción favorecerse como se hace en cada condonación. El seguro agrícola debe instituirse, hacerse obligatorio, con doble ventaja: le sale al paso a la corrupción y se acaba con la costosa condonación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario