"Una reforma agraria debe ser parte de una política social, la cual debe garantizar el aumento de la producción y la distribución equitativa de ésta entre todos los trabajadores y empresarios del campo, Esta distribución justa de los rendimientos de la producción no está ligada forzosamente al reparto de tierras. Puede susterse también con el ingreso proveniente de un empleo remunerativo en el campo. En síntesis lo importante es tener un ingreso que permita a la persona atender sus necesidades básicas y asegurar un margen de ahorro y de inversión que impulse su ascenso en la escala social. Uno de los mitos que se ha creado en torno a la reforma agraria consiste en creer que quién es propietario de tierras con el sólo hecho de serlo mejora su calidad de vida. La tierra no produce ni rinde utilizades por sí sola: es apenas un medio de producción, que si no se complementa con otros resulta en ruina para el propietario. Por eso los ganaderos hemos venido sosteniendo que más importante que la Reforma Agraria es una política agraria integral, la cual debe comprender la redistribución de la tierra si la propiedad se halla excesivamente concentrada, pero al mismo tiempo debe asegurar un mercado suficiente para la producción agropecuaria a precios rentables; el crédito adecuado; la irrigación y drenaje de tierras; el régimen tributario equitativo; la seguridad para la vida y bienes en los campos; la aplicación de tecnologías modernas; la salud; la educación; la seguridad social para la población campesina, y otros factores indispensables para que la explotación de la tierra sea grata, equitativa y rentable."
Ref. Sojo, José Raimundo. "La falla fundamental del proyecto de reforma agraria" Carta Fedegan. Nº 16, Bogotá, D.C. Septiembre 1986. Citado en: Adelaida Sourdis Nájera. Ganadería en Colombia: Cinco Siglos construyendo país. Ediciones Fedegan. Bogotá, D.C. 2008
NdE. El autor fue presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos - Fedegan, en 1986.
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