Opinión
miércoles 20 de julio, 2011
miércoles 20 de julio, 2011
Mercados agrícolas
Pedro E. Piñate B.
Día a día son múltiples e incontrolables los factores que influyen sobre los precios
De los negocios que enfrentan riesgos, los agrícolas son los que más. El clima y la naturaleza biológica de los cultivos y la cría así lo determinan. Por eso la producción, oferta y demanda mundial de las denominadas COMMODITIESagrícolas que conforman los principales rubros agrícolas transables, varían constantemente y también sus precios. Así cada día, minuto a minuto, son múltiples e incontrolables los factores que influyen sobre los precios de lasCOMMODITIES agrícolas. De allí que las bolsas y mercados operan a libre y oferta y demanda, bajo rigurosas normas de funcionamiento, ética y conducta de negocios, realizándose millones de operaciones de COMMODITIES agrícolas cada día en el mundo entero. Como resultado las cotizaciones influyen el comportamiento de la oferta y la demanda mundial, como los precios regionales y nacionales en los diferentes países.
Mientras en los países con precios controlados como Venezuela, sin libertad de mercado, y con los productos agrícolas importados fuertemente subsidiados, la espalda a la realidad del mercado global resulta costosa para los presupuestos públicos y son de consecuencias negativas a la producción y oferta interna. La pérdida de competitividad de la producción nacional termina mermándola y la distorsión del mercado interno genera más inflación, escasez, acaparamiento y especulación, evidenciando la necesidad de poner fin al fracasado control de precios.
Ciertamente las bolsas y mercados agrícolas son absolutamente necesarias para el mejor funcionamiento de la economía agrícola de todos los países. Como Venezuela no es la excepción, un paso firme hacia el desarrollo será la liberación de precios agrícolas, el cese del subsidio cambiario a las importaciones agroalimentarias, el restablecimiento de los aranceles y el estímulo de la competencia.
Mientras en los países con precios controlados como Venezuela, sin libertad de mercado, y con los productos agrícolas importados fuertemente subsidiados, la espalda a la realidad del mercado global resulta costosa para los presupuestos públicos y son de consecuencias negativas a la producción y oferta interna. La pérdida de competitividad de la producción nacional termina mermándola y la distorsión del mercado interno genera más inflación, escasez, acaparamiento y especulación, evidenciando la necesidad de poner fin al fracasado control de precios.
Ciertamente las bolsas y mercados agrícolas son absolutamente necesarias para el mejor funcionamiento de la economía agrícola de todos los países. Como Venezuela no es la excepción, un paso firme hacia el desarrollo será la liberación de precios agrícolas, el cese del subsidio cambiario a las importaciones agroalimentarias, el restablecimiento de los aranceles y el estímulo de la competencia.
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