sábado, 2 de febrero de 2008

Inflación agrícola y política monetaria

"En 2007 las materias primas registraron las subas de precios más pronunciadas del actual ciclo alcista iniciado a comienzos de la presente década. La persistencia de las alzas en las cotizaciones ha generado un creciente debate con respecto a los efectos económicos y, consecuentemente, las medidas de política económica que se deberían adoptar. En particular, a los fines de la política monetaria resulta fundamental reconocer los cambios de precios relativos de lo que es un proceso de aumento generalizado y permanente en el nivel de precios. La diferenciación es importante, porque el último caso ameritará tomar medidas correctivas de la tendencia inflacionaria, mientras que si se tratara meramente de cambios de precios relativos, las acciones de política se concentrarán sólo en evitar que se generen efectos de segunda ronda.

La sostenida tendencia creciente en los precios de los productos agropecuarios, proceso que de forma reciente adquirió el nombre propio de agrinflación, o agflation según la versión en inglés, donde su efecto más notorio y preocupante es el alza en los precios de los alimentos, se ha prolongado más de lo inicialmente previsto. De todas formas, la situación actual de las cotizaciones de materias primas podría estar reflejando un posible cambio de carácter estructural, aunque también algunos factores de carácter transitorio.


La tendencia de los últimos años se explica fundamentalmente por una combinación de factores novedosos en la dinámica económica global. Por un lado, el excepcional crecimiento en la riqueza de países emergentes, liderados por China e India, que genera demandas a tasas crecientes por productos alimenticios ricos en proteínas como son las carnes y los aceites. Asimismo, subyace a la mejora en la calidad de vida de estos países un proceso de migraciones desde áreas rurales hacia las ciudades, generando mayores demandas de mercado por alimento y energía, que de otro modo eran satisfechas por la auto sustentación.

Otro efecto de la bonanza en regiones emergentes es la demanda de manufacturas tecnológicas y productos suntuarios, todos con alto componente de metales preciosos, a la vez que la necesidad de más y mejor infraestructura en las ciudades influye sobre el resto de los metales. Por otro lado, el ciclo de expansión en la actividad económica mundial, genera un constante crecimiento en la demanda energética que presiona sobre el petróleo, situación que desencadenó un abrupto auge en el desarrollo de fuentes de energía sustitutas, particularmente volcado hacia los derivados de productos del agro como son el etanol y el biodiesel.

En diferentes regiones del mundo, las autoridades monetarias utilizan una diversidad de medidas alternativas de inflación en el diagnóstico de sus respectivas economías, entre los cuales se suele poner particular atención en aquellos indicadores que permiten distinguir entre la tendencia y la volatilidad de los precios. En el caso de los precios al consumidor, la práctica se concentra en la utilización de aquellos índices que no incluyen los componentes de alimentos y energía por ser productos con comportamiento históricamente muy volátil (denominados índices ex food & energy). De todos modos, dada la dinámica reciente de los precios de los productos básicos, resulta prudente recurrir a una amplia colección de medidas alternativas de inflación, donde se puedan incorporar tanto la dinámica de precios al consumidor, como de los mayoristas y los costos de las materias primas. Este conjunto de información contribuiría a encontrar los índices más relevantes para lapolítica monetaria.

La práctica habitual de apelar a índices que excluyen los precios de los alimentos y la energía en un contexto como el actual, genera desafíos para la política monetaria. Por un lado, se torna más difícil distinguir claramente entre shocks transitorios y permanentes, dado que lo que fueron subas de precios temporales en otros momentos (por diferentes crisis del petróleo, o sequías en el caso de los alimentos), hoy se presentan más persistentes, e implica una dificultad adicional para determinar si la trayectoria actual de los precios de los commodities es un tendencia sostenible en el futuro. En consecuencia, surge la necesidad de desarrollar capacidades comunicacionales para explicar adecuadamente la estrategia de actuar sólo cuando se revelan los efectos secundarios de lo que parece sólo un shock de oferta temporal.

Por su parte, conocer y administrar los tiempos que lleva un apropiado diagnóstico, así como el diseño de las respuestas depolítica a la evolución de los precios internos, se torna crítico dados los rezagos naturales de la política monetaria. Así, lacapacidad para explicar que por un cierto tiempo la inflación que “monitorean” los responsables de la política monetaria noincluye aquellos productos que más impactan sobre el poder adquisitivo de la población, se vuelve un desafío importante.

El aumento de los precios de los alimentos registrado en los últimos años afecta la percepción de inflación de las familias, dado el elevado peso que tienen estos productos en la canasta de consumo, especialmente en los países con un menor grado de desarrollo. Por otro lado, si el incremento se traduce en efectos de segunda ronda, la intervención de la política monetaria puede llegar demasiado tarde para contener el componente de expectativas. En diferentes regiones del mundo, las medidas adoptadas para moderar los precios de los alimentos surgieron inicialmente desde el flanco fiscal o comercial, lo que posiblemente sea una respuesta al problema de identificación planteado para la política monetaria.

En particular, se observó una escalada en las medidas adoptadas por distintos países productores y consumidores a lo largo de 2007, en coincidencia con el año en que se registraron los mayores incrementos en las cotizaciones de los productos básicos desde el inicio del actual ciclo ascendente de precios. De todos modos, aparece una asimetría en la capacidad de acción de los Gobiernos, ya que los productores de materias primas se encuentran con una mayor capacidad de acción por contar con más herramientas para enfrentar la situación de precios, como ser la imposición a las ventas externas, o directamente limitar el comercio hacia el exterior.

Dado que el efecto inflacionario de un aumento en el precio de los commodities dependerá de si se trata de un país importador o exportador en términos netos, la “receta” de política debería ajustarse en consecuencia. En el caso de ser comprador neto, el aumento de los precios externos contraería la demanda agregada y deterioraría la balanza comercial del país, lo que podría llevar a una depreciación del tipo de cambio (si se trata de un país exportador neto, el efecto es exactamente el contrario).

La reacción que tenga el hacedor de política dependerá en cada caso de la magnitud de los efectos sobre el tipo de cambio y la demanda agregada y puede, en ciertos casos, tener implicaciones de política contrarias entre sí. Asimismo, debe tenerse en consideración que en las economías donde el grueso de las exportaciones son bienes salario (como los productos agrícolas), el encarecimiento relativo del precio internacional de los alimentos reduce el ingreso real de los sectores de más bajos recursos.

La aplicación de un mix apropiado de políticas económicas para contener los efectos internos del actual ciclo alcista en los precios internacionales de materias primas resulta fundamental. No obstante, existe el riesgo de que se genere una restricción creciente sobre el comercio internacional derivado de las medidas de política, lo que podría poner mayor presión sobre la tendencia inflacionaria y causar un deterioro sobre las condiciones macroeconomicas corrientes a nivel global.

Por esto, una dosis apropiada de incentivos a una mayor expansión de la oferta de productos primarios, junto con la atenta vigilancia sobre la evolución de la inflación interna, y la adopción de medidas de política comercial, se presentan como el camino seguido por la mayoría de los países en la actual coyuntura internacional."

Ref. Banco Central de la República Argentina. Inflación agrícola y política monetaria. En: Informe de Inflación. Primer Trimestre de 2008. Buenos Aires, Enero 2008.
NdE. En Venezuela tomemos nota de que se está haciendo todo lo contrario a los recomendable en la lucha contra la inflación agrícola y de alimentos. La expansión de la oferta de productos primarios posible mediante el estímulo a la producción nacional , continúa imposibilitada por los controles de precios y cambiario, como por la inseguridad, y las crecientes restricciones al almacenamiento, comercio, transporte, distribución y venta de alimentos.

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