
Ante esta situación quedan dos vertientes de preocupación, una la prestación de la atención sanitaria agropecuaria, cuya demanda no se detiene en la dinámica propia del funcionamiento del país, y otra la cuestión de trabajo que enfrentan las personas ligadas laboralmente al SASA.
Coyuntura esta donde cabe destacar, el evidente irrespeto y la clara y notoria falta de sensibilidad humana, al no haber elaborado un plan que contemplase los trabajadores con derechos a optar a las jubilaciones de oficio, personal incapacitado por el seguro social, de reposo, trabajadoras en estado de gravidez que gozan de fuero maternal, discapacitados (as) producto de accidentes laborales, padres y madres de familias con hijos minusválidos y enfermos, trabajadores con estado crítico de salud y trabajadores con fuero paternal y sindical, generando en la familia del SASA un ambiente de angustia y zozobra.
Se une este acontecimiento a otros actuales conflictos laborales como los docentes, trabajadores de la salud, de la siderurgica, del metro y de la electricidad. Preocupando en extremo que estos compatriotas no reciban asistencia de la Asamblea Nacional, Defensoría del Pueblo, Contraloría de la Republica y Ministerio del Trabajo.
El Sistema de Sanidad de Sanidad Agropecuaria en cualquier país está compuesto por el servicio oficial, el servicio de atención privada, los gremios de los diferentes eslabones de la cadena productiva y los laboratorios de diagnóstico, análisis de residuos y de producción y control de insumos agrícolas. De ahí que es valido un comentario sobre la actitud silente de los gremios de la cadena productiva agrícola, como Fedenaga, Fedeagro, Avisa, Convecar, Asofrigo y Aicar entre otros, acerca del riesgo sanitario que se corre actualmente al no disponer del servicio de sanidad agropecuaria, al estar este actualmente desmantelado. "
Ref. Julian Castro Marrero. Médico Veterinario. Caracas, 18 de marzo de 2009
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