Mundial e históricamente es conocido que la violencia engendra violencia y es un boomerang que se devuelve a quien la aplica. En el caso del Estado venezolano, la violencia que ejerce alevosamente contra los propietarios de fincas en todo el país es del todo anticonstitucional e ilegal, y como toda violencia: inmoral . Su ejercicio sistemático, dirigido desde el Ministerio de Agricultura y Tierras MAT y ejecutado por el Instituto Nacional de Tierras INTI, viene precedido, acompañado o seguido de invasiones, abigeato, robo, asalto, a la propiedad privada objeto en cuestión. Para ejercerla, el argumento legal es solo un subterfugio al propósito destructivo del derecho humano y constitucional de propiedad. Los propietarios de fincas afectados no tienen derecho a defensa legal alguna. El despojo de tierras y bienes es inmediato sin juicio agrario menos sentencia judicial firme. Ningún inventario previo procede y la pérdida para el propietario es total. El abuso del Estado es violencia en su más pura expresión. Para aterrorizar a los propietarios de fincas, sus familias y sus trabajadores, las turbas y gavillas de seguidores del gobierno o chavistas, se unen los pistoleros del INTI, si es que no logran abusar de la Fuerza Armada y disponer los fusiles y soldados destinados a la defensa de la patria, para también amedrentar a los propietarios. Como quiera que tras una década ya de abusos y arbitrariedades, el acúmulo de tierras y bienes despojados a los propietarios de fincas por el MAT-INTI bajo el argumento de ociosidad agraria, es en manos del Estado totalmente improductivo, la argumentación oficial en 2010 para seguir adelante con las confiscaciones de fincas no tiene asidero alguno, dada la incapacidad oficial demostrada para trabajar la tierra y hacerla productiva. En consecuencia mal puede la razón de Estado utilizarse para seguir atropellando y despojando a los propietarios de fincas a punta de fusil. Ciertamente la violencia engendra más violencia y gracias a Dios el campo solo da respuesta cívicas al atropello estatal, mientras la gente en las ciudades observa y sufre el desabastecimiento de alimentos y sus carestía causada por la caída brutal de la producción nacional que el terror agrario del Estado ha producido. De cuánto más abusos y atropellos por parte del Estado en su propósito comunista, es capaz de soportar estoicamente el campo, el ejemplo lo da un solo hombre, un pequeño propietario y agricultor, con su determinación a no dejarse atropellar inclusive a costa de su propia vida: Franklin Brito. Además no alcanzan las líneas para la larga lista de propietarios de fincas asesinados, secuestrados, invadidos, confiscados tras el terror agrario oficial. Por eso el terror agrario oficial debe cesar . No más violencia del Estado contra nuestros propietarios de fincas. La Constitución vigente y la Declaración Universal de los Derechos Humanos deben cumplirse. Los funcionarios del MAT/INTI y sus gavillas y pistoleros, que hoy despojan con violencia premeditada a los propietarios de fincas, serán algún día juzgados,algunos inclusive, muy probable, ante tribunales internacionales. En eso trabaja sin descanso ese venezolano de excepción que es el doctor Diego Arria , quien llevó con su crucial testimonio al dictador serbio Slobodan Milosevic "El Carnicero de los Balcanes", a la cárcel por crímenes de guerra. El doctor Arria despojado al igual que muchos de su propiedad agraria y sus derechos, aboga por todos los propietarios de fincas del país, exponiendo los abusos cometidos por el Estado venezolano ante todos los gobiernos, instituciones y políticos del mundo libre y la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
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