Además el ciclo ganadero es afectado por el carácter biológico de la actividad, requiriendo tiempo para la reproducción, crecimiento y desarrollo del ganado, Desde que se decide invertir y aparear las vacas, hasta que se preñan, gestan y nacen los becerros. De allí siguiendo el destete, los mautes se levantan y una vez convertidos en toretes o novillos, se engordan hasta el peso final de beneficio. No menos de tres años se requieren.
Por eso la conveniencia en Venezuela del reajuste del control de precios del ganado que desde agosto 2008 dura ya 34 meses seguidos. Tras motivar fuertemente la desinversión y liquidación de vientres, la menor producción y oferta interna de carne resultante presiona al alza los precios corrientes sobre los de regulación. Por tanto el reajuste de precios debe proceder para que el ciclo ganadero cambie a fase de cría y retención de vientres. Esto resultará a mediano plazo en mayores inventarios de ganado, mayor oferta de carne nacional, y menor presión alcista de los precios. La solución al déficit cárnico de Venezuela equivalente a 1.200.000 toros gordos anuales es producirlos no importarlos.
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