
Como el gobierno está en la obligación de revisar periódicamente los precios que fije, cuando se retrasa, los costos comienzan a superar los precios fijados, la producción disminuye, y la escasez y desabastecimiento por la menor oferta nacional dispara la especulación, el acaparamiento y la inflación.
Por otra parte aunque el mercado por si solo supere el precio de regulación, no puede abandonarse la exigencia y el derecho de los productores al reajuste, pues en cada oportunidad de este reclamo legítimo, está expreso el rechazo empresarial a los controles de precios y la demanda de su definitiva liberación. Ciertamente amigos ganaderos, aquí y en Beijing, "El que no llora no mama".
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