Sobre controles de precios, de tanto sufrirlos los venezolanos somos expertos. No solo bajo este gobierno sino todos los anteriores desde que me acuerdo. Por eso no exigir su revisión periódica o inmediata como en el caso del ganado congelado desde agosto, equivaldría a una capitulación del derecho que tiene todo productor de bienes y servicios, a poder sufragar todos sus costos y una cierta ganancia, con el precio que fije a sus productos el gobierno.
Como el gobierno está en la obligación de revisar periódicamente los precios que fije, cuando se retrasa, los costos comienzan a superar los precios fijados, la producción disminuye, y la escasez y desabastecimiento por la menor oferta nacional dispara la especulación, el acaparamiento y la inflación.
Por otra parte aunque el mercado por si solo supere el precio de regulación, no puede abandonarse la exigencia y el derecho de los productores al reajuste, pues en cada oportunidad de este reclamo legítimo, está expreso el rechazo empresarial a los controles de precios y la demanda de su definitiva liberación. Ciertamente amigos ganaderos, aquí y en Beijing, "El que no llora no mama".
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