jueves, 26 de mayo de 2011

La carne no solo es precio barato regulado

Enmarcado en el concepto populista de “carne barata” para el pueblo, el control de precios vigente olvidó y descuida que la higiene y la calidad también cuentan y cuestan. En consecuencia el deterioro de la higiene y la calidad de la carne que se expende actualmente en Venezuela se vincula a la regulación de precios. Esto comenzando por la  inobservancia de la clasificación de la carne en canal a la hora de su venta al público, aplicando solo para productores y mayoristas, y terminando por la venta de carne como de primera, segunda y tercera, expresamente negadas en el sistema de clasificación vigente.

De allí que los consumidores no saben cuál es la calidad de carne en base a su clasificación están comprando y comiendo. Además, muchos expendios fallan en el cumplimiento de las normas de higiene y sanidad,  o no pueden cumplir al no disponer de la infraestructura y equipamiento mínimos necesarios. Este es el caso de la refrigeración de la carne, aspecto vital de su conservación, obviada por muchos. Desde mataderos sin cavas frigoríficas, transporte y venta sin refrigeración.  También los frecuentes cortes y apagones eléctricos afectan la conservación de la carne en los detales.

Respecto al comercio informal de carne, es una vergüenza pública que todavía en 2011, en Venezuela funcionen  inmundos botalones de matanza, desposte y venta a orillas de las carreteras donde se comercia mucha carne de ganado robado, siendo permitidos y tolerados por las autoridades. También la venta de pulpería en los mercados populares, en ganchos al aire libre sin refrigeración alguna.

Sobre la carne de ganado importado por barcos enteros (50.000 cabezas mensuales en 2010) que es beneficiado en el país, la calidad es variable, dependiendo del agotamiento por viaje de los animales y el grado de congestionamiento de los puertos y mataderos. Al respecto no existen informes públicos de inspección sanitaria ni beneficio, pero si la observación de las gandolas que salen de Puerto Cabello hacia los mataderos con reses importadas muertas en su interior, y  de las canales y cortes de carne en los detales que dejan mucho que desear en cuanto a calidad organoléptica.

Por último referimos el problema de la falta de normas en la preparación de la carne ofertada en venta al público. Como en el caso de la “carne molida”, cuyo porcentaje máximo de grasa no está normado dependiendo solo  del criterio del expendedor. Muchos  venden es grasa molida a precio de carne lo que no es bueno para el bolsillo ni la salud de los consumidores.

Ciertamente en Venezuela actualmente la higiene y calidad de la carne es deficiente. El control de precios tiene en ello importante cuota parte de la responsabilidad, pero no toda. Las autoridades de salud, nacionales, estadales y municipales, son también responsables por no reforzar el cumplimiento de las normas de higiene y sanidad.  

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