martes, 24 de mayo de 2011

Veterinarios esenciales en cadena agroalimentaria

Desde Paris, la Oficina Internacional de Epizzotias - OIE, advierte que la falta de veterinarios es un importante factor restrictivo para la seguridad e inocuidad alimentarias mundiales. Los veterinarios cumplen una función esencial en todas las etapas de la cadena alimentaria, a saber, la producción inocua, elaboración, el transporte, y distribución de productos de origen animal. Sin embargo, el reducido número de estos profesionales en los sectores privado y público de varios países es un importante factor de restricción para la seguridad e inocuidad alimentarias mundiales.

Ciento ocho Países Miembros de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) participaron en el estudio sobre “La contribución de los Servicios Veterinarios a la seguridad de los alimentos derivados de animales terrestres”, y más de la mitad indicó que contaba en el sector público con un poco más de 35 veterinarios por millón de habitantes, y en el sector privado, con menos de 100 veterinarios, implicados en la cadena alimentaria, por millón de habitantes.

“Las actividades veterinarias se despliegan en cada etapa de la cadena alimentaria: producción en la granja, elaboración, transporte y distribución a escala local y nacional, o para la exportación. “Cuando los veterinarios no son suficientemente numerosos para el buen cometido del trabajo, entonces el
sistema entero de seguridad e inocuidad alimentarias resulta afectado”, comentó el Dr. Dominique Martinez del CIRAD, coordinador del estudio.

El estudio, presentado durante la 79ª Sesión General de la Asamblea mundial de Delegados en París, Francia, hizo hincapié en que la producción ganadera mundial está generalizada y las dos terceras partes de los productores en el mundo viven en sistemas mixtos (producción vegetal y animal), que
representan el 50% de la producción mundial de cereales y generan el 75% y el 60% de la producción de leche y carne, respectivamente, en los países en desarrollo, a la vez que generan decenas de millones de empleos.

El estudio también puso de manifiesto que si bien existe un marco zoosanitario institucional en todos los países estudiados, la asignación de los recursos a las actividades seleccionadas es dispar. A título de ejemplo: el 86% de los países respondieron que disponían de una capacidad teórica de
detección temprana de peligros para la salud animal, pero de ellos el 30% confirmó que no había registrado sospechas de brotes de enfermedades durante los 5 últimos años, lo que pone en tela de juicio la eficacia del sistema de vigilancia.

En lo referente a la política de inocuidad alimentaria, actualmente los recursos de los Servicios Veterinarios están dedicados principalmente a las actividades de inspección de los mataderos.
“A petición de nuestros Miembros y en vista de las conclusiones de este estudio, la OIE incrementará aún más su apoyo a los Servicios Veterinarios a escala mundial para promover una seguridad y una inocuidad alimentarias sostenibles desde una perspectiva ambiental y de salud pública. El
“Procedimiento PVS”, nuestro mecanismo para la evaluación de los Servicios Veterinarios, ha demostrado ser muy importante para cumplir esta tarea”, señaló el Dr. Bernard Vallat, Director General de la OIE.

El estudio confirmó que el presupuesto asignado a los Servicios Veterinarios sigue siendo insuficiente aunque la contribución de la producción pecuaria al PIB sea muy alta, como es el caso en los países pobres, donde el PIB agrícola sigue siendo una parte muy importante de la economía nacional.

Las conclusiones del estudio reflejaron una deficiencia general de los sistemas de vigilancia zoosanitaria en los países en desarrollo y subrayaron que “más del 90% del presupuesto proviene de subvenciones estatales en más del 60% de los países, de ahí que el nivel de desarrollo de los Servicios Veterinarios esté relacionado directamente con la debilidad de la economía en estos países
(…) incluso si la parte de la producción pecuaria en el PIB es muy elevada”.

Una mayor inversión en el control y prevención de enfermedades de los animales disminuiría las pérdidas de producción ligadas a las enfermedades animales y mejoraría la seguridad y la inocuidad alimentarias mundiales.

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