Abordar el tema de la semilla en su completa dimensión significaría formular una amplia visión de la trascendencia del tema, su complejidad y las particularidades sobre el desarrollo que, la producción, comercialización y regulaciones, han tenido lugar como consecuencia del crecimiento poblacional, el desarrollo urbano y la tecnificación del medio rural. Trataremos de ilustrar la complejidad y amplitud del tema sin pretender agotar el amplio contenido del mismo.
Desde el origen de la agricultura, las semillas adquirieron un sitial prioritario en la cultura, los sistemas de producción, la soberanía y la autonomía alimentaria de los pueblos. La transculturización ocurrida como producto de la llegada al continente americano de poblaciones europeas y por las corrientes migratorias ocurridas en el mundo han auspiciado el intercambio de productos alimenticios asociado a las costumbres de cada pueblo y al descubrimiento de productos capaces de alcanzar la preferencia de nuevos consumidores.
El proceso de crecimiento y organización social, asociado a la industrialización fue la promotora de una corriente migratoria que produjo la concentración poblacional en centros urbanos y redujo la población rural, determinando que esa población minoritaria asumiera la producción de los alimentos requeridos en la ciudad. Ello ha incidido en el modelo de crecimiento y organización de la producción de alimentos. Se estimula la producción, de aquellos que tienen mayor preferencia por la población y en consecuencia son más demandados, adquiriendo mayor valor comercial. Además de la selección natural, la gran variedad de especies con valor para la alimentación humana han sido sometidas a una selección orientada por el hombre en razón de atributos que aportan valor económico y que explica el motivo de la especialización de productores hacia cultivos que expresen mayor producción, resistencia a plagas y adaptación a condiciones agroecológicas específicas. Así como algunas especies vegetales han sido privilegiadas por la preferencia del hombre, se considera que son más las especies vegetales que podrían contribuir en la alimentación de hombres y animales pero se utilizan poco o no se utilizan para esos fines.
Las especies vegetales que han adquirido un elevado sitial como rubros demandados para la producción de alimentos incluyen cereales como: trigo, arroz, maíz; oleaginosas, como soja, ajonjolí, girasol, y aquellos destinados a la elaboración de productos de alta demanda como la caña de azúcar, hortalizas y frutales, además de las demandadas para la producción animal como pastos y leguminosas forrajeras. La producción de estos rubros ha adquirido dimensiones de agricultura industrial, se realiza bajo referenciales tecnológicos preestablecidos, se exigen rendimientos elevados tanto en cantidad producida como en la calidad de los productos e igualmente se aspiran rendimientos económicos que hagan de la producción de alimentos un negocio en donde se hacen inversiones cuantiosas con financiamiento público o privado, se suministra asistencia técnica y se obtienen rendimientos del capital invertido. La agricultura de hoy ha permitido el establecimiento de empresas dedicadas al agronegocio que integran el suministro de insumos, la asistencia crediticia y técnica y la recepción de las cosechas para asumir la comercialización. A esta dimensión del agronegocio en mano de pocas empresas que controlan una elevada proporción de la producción de semillas y del rubro correspondiente debemos de agregar la existencia de un desarrollo científico en biotecnología responsable de la producción de semillas y cultivos genéticamente modificados, conocidos como transgénicos, que han adquirido protección legal amparado en la legislación sobre propiedad intelectual.
La producción de bioenergía constituye otra arista de extraordinaria influencia en el agronegocio del mundo actual y ello requiere de cultivos que expresen una capacidad que justifique el destino de la producción.
Esta compleja realidad está acompañada por la existencia de posturas contradictorias, de carácter filosófico sobre la racionalidad de la elaboración de biocombustibles, la aplicación de las técnicas de ingeniería genética para modificar las especies, producir con estas variedades y exponer al organismo al consumo de productos modificados genéticamente.
Venezuela aprobó en octubre del 2002, la Ley de Semillas y Material para la Reproducción Animal e Insumos. En ella se regula la obtención, investigación, producción y comercialización de las semillas. Considera la promoción de la modernización del sistema de producción de semillas, de material para la reproducción animal y de insumos biológicos por su valor estratégico. Protege los derechos de los obtentores de nuevos cultivares, de materiales para la reproducción animal e insumos biológicos, en fin incorpora criterios técnicos que permiten regular el sistema nacional de semillas aprobando inclusive la existencia del Instituto Nacional de Semillas.Así mismo por decisión presidencial el país tiene prohibido la producción con organismos genéticamente modificados lo cual nos aleja de participar en el desarrollo de tecnologías que hoy constituyen atributos de sociedades líderes en el área agrícola.
Si bien compartimos cuestionamientos en el campo ético de los propósitos que animan la aplicación de las tecnologías de restricción del uso genético ( TRUG), conocida como “ tecnología terminator”, que significa que las semillas saldrán programadas para nacer una sola vez, siendo estéril su descendencia, y de las conocida como “tecnología exorcista” que consiste en la aplicación de productos capaces de bloquear el efecto esterilizador devolviendo la capacidad germinativa, expresamos también que se requiere una postura de mayor coherencia por cuanto el prohibir la producción con organismos modificados pero aceptar su importación y posterior consumo por parte de la población demuestra que afectamos un sector y otro es privilegiado.
La soberanía y seguridad alimentaria requieren de oportunidades para garantizar una justa participación en el complejo proceso de la agricultura de hoy.
Ref. Juan Troconiz. La semilla soporte de la seguridad y soberanía alimentaria. Panorama Agroalimentario. Editorial. Maracay, Domingo, 18 de Septiembre de 2011 troconizjf@gmail.com
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