Observando la toma militar extraordinaria de la frontera con Colombia, que se sucede este enero de 2008 por orden presidencial, con el objetivo de “impedir la extracción de alimentos”, se pregunta uno cómo evitarán no afectar más a los miles de ciudadanos venezolanos residentes de la zona fronteriza que ya normalmente sufren problemas graves de escasez y desabastecimiento.
Por eso la prohibición a partir de este miércoles 23 de enero de 2008 en los estados fronterizos de Táchira, Zulia y Apure, de la venta y circulación de productos alimenticios a granel, granos, harina, arroz, café, leche líquida, etc, sin duda tendrá grandes consecuencias a la población fronteriza como a los productores agropecuarios de estos estados, lo que agravará más el problema alimentario de la zona y el país.
Por otra parte es de prever que esta toma militar extraordinaria de la frontera, tendrá repercusión negativa en el comercio formal binacional de alimentos y materias primas, afectando las necesarias importaciones desde Colombia. Y es que el aislacionismo de un país que no produce sus propios alimentos, solo nos conducirá a mayores males. El Gobierno nacional que en su concepción autoritaria militarista todo pretende resolverlo a punta de fusil, desde la dirección del tráfico de automóviles, pasando por la inspección tributaria de los comercios, hasta las expropiaciones de fincas privadas, no podrá nunca resolver el hambre de los venezolanos a punta de Kalashnikovs.
Por eso es de buen ciudadano advertir, que la solución al contrabando de extracción de alimentos en la frontera, reside es en el cese definitivo de los controles de precios y cambiario que distorsionan nuestra economía, así como en la sindéresis del que gobierna.
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