miércoles, 6 de febrero de 2008

La destrucción agroalimentaria

"Buscarle pleito a otros países o amenazar con guerra si pierde algunas gobernaciones y alcaldías no resolverá el desabastecimiento que aqueja al país. Hicieron todo lo posible para que no hubiera la insustituible leche para los niños, delito de lesa humanidad, mientras dilapidan la renta petrolera. Ahora condenan a los habitantes de la frontera a más desabastecimiento con una torpe medida que viola el libre tránsito de alimentos hacia Táchira y Apure.

El concepto de seguridad alimentaria manejado por el gobierno está equivocado desde la A hasta la Z y los resultados están a la vista. Sordos a cualquier otra idea, comenzaron por el desarrollo endógeno, cuando los países modernos tratan de producir para exportar. Luego dominó el “slogan” del autoabastecimiento, cosa de países muy pobres e incapaces de importar o exportar. Al tratado de equivocaciones le sumaron el control de cambio, la fijación de precios al productor y el congelamiento de precios al consumidor, fórmula ensayada y fracasada a todo lo largo y ancho del planeta. Como si lo anterior no fuera suficiente para asegurar el desabastecimiento, le añadieron la salida del CAN y del Grupo de los 3, amén de violaciones a los convenios dirigidos al libre comercio con los integrantes del grupo andino.

Al barril sin fondo de errores le agregaron un ingrediente crítico: el debilitamiento de los ya precarios derechos de propiedad, pero a las tantas barbaridades de la ley de tierras, sumaron una de mercadeo agrícola, mientras estimulaban invasiones de tierras y edificios, hasta empleando a las fuerzas armadas, para destruir la infraestructura productiva. Crearon su propio, costoso e ineficiente sistema gubernamental de distribución, transporte, cooperativas, centrales azucareros, agroindustrias y cuanto parche poroso existe.

A la par, se hicieron tolerantes con el hampa y alcanzamos marcas mundiales en asesinatos, secuestros, tragedias que además generan costos, que se trasladan al consumidor. Culpando a productores e industrias, promovieron organismos gremiales paralelos y financiaron la erosión del sistema. Miles de millones de dólares malgastados.

Tras la perversión que cercó a ganaderos y agricultores, la emprendieron contra los industriales, importadores y distribuidores. Crearon, garantizando que no hubiera comida para los niños y los
pobres, todas las barreras imaginables al libre y ágil comercio requerido: licencias de importación, nuevos impuestos, máquinas facturadoras que exigen cédula y dirección, solvencias y cuanto papel se les ocurre. Todo lo que hace costoso, difícil y lento obtener dólares para importar y distribuir alimentos. El populismo los llevó a aumentar el dinero en circulación, más no las inversiones necesarias para producir más y generar empleo, infalible fórmula para crear inflación.

Les explotó en la cara, el pueblo pasará factura. Ahora corren buscando leche, carne, aceite, huevos, caraotas, harina, maíz amarillo, azúcar y sorgo. Las importaciones alimentarias saltaron de 1.500 millones de dólares a más de 5.000 y aún no logran satisfacer la demanda. No basta ajustar ciertos precios, los toros se escaparon del corral y sólo grandes cambios evitarán que en éste año la inflación en los alimentos baje del 35% y, de paso, pierdan la mitad de las alcaldías y gobernaciones."

Ref. Carlos Machado Allison. La destrucción alimentaria. El Universal. Caracas, Martes 5 de febrero de 2098. Opinión

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