En Venezuela con tanta gente que alimentar, es enorme el déficit de producción de alimentos causado por la política anti agrícola que desde 1999 se aplica, siendo irracional insistir en ella, atropellando y confiscando a más propietarios de fincas. Así en mayo 2010, cuando las palabras y escritos de los productores parecieran estar agotados, la llamada Declaración de Valle de la Pascua, de la asamblea anual de agricultores de Fedeagro, es documento de obligada reflexión por ser testimonio de nuestra agricultura hoy. Leamos:
¨La inseguridad de bienes y personas, el secuestro, la vacuna, el robo y el abigeato, se han constituido en problemas estructurales, sobre los cuales no se han desarrollado políticas coordinadas y efectivas en el medio rural¨. ¨A diario conocemos de la actuación de entes del Estado sobre explotaciones productivas que son arrebatadas a sus propietarios, son arrasados sus cultivos y abandonada su fuerza laboral.¨ ¨Demandamos el cumplimiento de la garantía constitucional relativa al debido proceso, que implica no sólo el derecho a la defensa, sino también el de ser juzgados por sus jueces naturales. El reconocimiento o desconocimiento de los derechos de la propiedad y/o posesión, corresponde a los Tribunales de la República y no a funcionarios de órganos de la Administración Pública.
¨Las importaciones agroalimentarias han llegado a niveles inimaginables, 6.800 millones dólares, promedio, en los dos últimos años.¨ ¨En el plano económico, el control de precios ejercido sobre la mayor parte de los rubros sensibles, ha impactado negativamente el crecimiento sectorial.¨ ¨La totalidad de los rubros regulados registran una significativa caída de los precios reales y un crecimiento sostenido de los costos de producción.¨ Ciertamente la política anti agrícola acaba con nuestra agricultura.
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